ALIMENTACIÓN, DIETAS Y EJERCICIO FÍSICO

En la actualidad, el ritmo de vida y los mensajes que nos llegan de los medios de comunicación se caracterizan por ser ambiguos y controvertidos. Tenemos prisa para todo, nuestro peculiar estilo de vida nos hace olvidarnos de comer bien y tranquilos. Así mismo, nos bombardean con imágenes de personas delgadas y esbeltas como arquetipo de la belleza corporal, salud y felicidad. Bajo esta perspectiva, tienen cabida la comida rápida, comer en cualquier sitio y de cualquier manera y las dietas milagro con el objetivo de perder el mayor número de kilogramos en el menor tiempo posible, con el consiguiente riesgo para nuestra salud. Actualmente, y como consecuencia de ello, aparecen problemas como la obesidad, incidiendo cada vez más en edades tempranas, o los trastornos de la conducta alimenticia como la anorexia y la bulimia.

Pero, ¿qué entendemos por alimentación equilibrada? Nuestro cuerpo necesita de nutrientes para poder sobrevivir. Dichos sustancias proceden de los alimentos y bebidas que ingerimos. Por medio de los procesos digestivos son transportados y asimilados por nuestro cuerpo.

La alimentación equilibrada consiste en la combinación de los diferentes alimentos, aportándonos la energía necesaria para poder realizar las actividades fisiológicas, de trabajo y deportivas. A grandes rasgos los clasificamos en macronutrientes y micronutrientes. En el primer grupo diferenciamos los glúcidos o hidratos de carbono, los lípidos o grasas y las proteínas. En el segundo grupo, las vitaminas y los minerales.

Teniendo en cuenta lo que acabamos de indicar nos preguntaríamos qué alimentos combinaríamos para completar las necesidades nutritivas de nuestro organismo. En primer lugar diremos que la mayoría de los alimentos contienen diversos nutrientes, la cuestión sería seleccionarlos en función de lo que buscamos. A modo de ejemplo citaremos algunos alimentos con sus nutrientes más característicos. Dentro de los hidratos de carbono los que más lo aportan son la pasta, el arroz o el pan, entre otros. Con respecto a las grasas, podríamos citar el aceite de oliva, el pescado azul, con su omega 3, el aguacate y los frutos secos. En relación a las proteínas, el huevo (sobre todo la clara), la carne, la leche y sus derivados, el pescado en general y las legumbres. Dentro de los alimentos que aportan vitaminas y minerales tenemos sobre todo las frutas y las verduras, aunque en una dieta equilibrada, el aporte de minerales y vitaminas se encuentran en casi todos los productos que ingerimos a diario.

Ahora que sabemos los diferentes nutrientes que necesitamos y algunos ejemplos de los alimentos que lo contienen, nos preguntaríamos que porcentaje de ellos sería el más conveniente. En relación a los hidratos de carbono lo situaríamos entre un 50 o un 55 por ciento. Con respecto a las grasas un 30 o un 35 por ciento y un 10 o un 15 por ciento para las proteínas.( Estos porcentajes se darían en un individuo con un funcionamiento metabólico normal, sin enfermedades o exceso de ácido úrico, colesterol, etc.) Las frutas y las verduras serían aconsejables que las consumiéramos todos los días.

Una vez aclarado esta idea diríamos que la combinación de los nutrientes para conseguir una alimentación equilibrada depende de múltiples factores, como por ejemplo: no es lo mismo una persona que trabaja en una oficina que una persona que trabaja en el campo. Tampoco es lo mismo si realizamos habitualmente una actividad deportiva, o no, y el tipo de actividad deportiva. Dentro de los factores individuales destacaríamos la edad, el sexo, el nivel de entrenamiento, la especialidad deportiva (estas últimas si practican deporte), etc.

Este balance alimenticio debe ser complementado con un aporte de agua adecuado. Esto dependería de factores como el tipo de actividad realizada, las condiciones ambientales o la ausencia de enfermedad. Podríamos establecerlo en 2 litros de agua al día aproximadamente.

Ahora es el momento de hacernos otra reflexión. Una persona no está a gusto con su cuerpo y quiere perder peso. ¿Qué dieta sería la más conveniente? ¿A qué personas debería acudir? En la actualidad nos encontramos con multitud de dietas, de diversos tipos. La mayoría son poco saludables y presentan como nexo común la pérdida rápida de peso. En algunos casos una persona famosa es la que invita a realizarla, sin haberla hecho o participado en su proceso de elaboración; en otros casos están acompañadas de algunos fármacos para la expulsión de líquidos que complementan la restricción de grupos de alimentos y estas dietas son deficitarias. Las dietas disociadas se basan en el consumo continuado de un alimento, como por ejemplo el pomelo, impidiendo que nuestro cuerpo ponga en marcha de forma adecuada los mecanismos de compensación. También se puede recurrir a las dietas vegetarianas con el peligro del reemplazo de las proteínas de la carne.

La dieta sana sería aquella que permitiera la pérdida de peso de forma gradual y cubriera las necesidades energéticas del organismo, sin menospreciar ningún grupo de alimentos. En relación al número de calorías, lo situaríamos entre 1500 y 2400 calorías (dependiendo de variables como la edad, el sexo, etc.). Bajo esta perspectiva, la actividad física tiene un papel fundamental como su mejor complemento. Los endocrinos y los expertos en nutrición y dietética deben ser los profesionales de referencia que articulen el proceso.

Podríamos indicar que lo difícil no es perder peso, en un periodo concreto, sino mantenerlo. Así mismo, diremos que dicha pérdida debe ser de forma equilibrada. Bajo esta perspectiva el control del estilo de vida es la clave.

Para finalizar indicaremos que la alimentación del individuo cubrirá sus necesidades nutricionales y de rendimiento diario, buscará un balance de agua adecuado y las dietas deben respetar el equilibrio energético, combinado con una actividad física adecuada. El estilo de vida es crucial para el aporte de nutrientes y/o la pérdida de peso de forma gradual y constructiva.